Hoy nos pusieron en el minsuku de Takayama una especialidad de la zona, el "ほば みそ"(Hoba Miso) que estaba muy bueno. La dueña había dejado al lado una página en inglés explicando el plato.
Después de desayunar me puse a ver la tele mientras preparaba las cosas para hacer el check out.



Después de hacer el check out dejé la mochila en la entrada y me fui a dar una vuelta por la zona de las casas antiguas hasta que fuera hora de irme. Fui a la tienda para devolver la botella de leche vacía y saqué unas fotos de fachadas curiosas. La verdad es que no me ha dado tiempo de hacer gran cosa en Takayama. Me hubiese gustado hacer alguno de los talleres que sale en la página de la ciudad. Pero no me gustó mucho esta ciudad, había demasiados extranjeros y demasiados letreros en inglés. Esta una ciudad preciosa, pero esa es mi opinión.



En Shirakawa, la guauga(autobus) me dejó por fuera del pueblo. Desde allí hay que cruzar un puente para llegar hasta le pueblo.



La temperatura era muy agradable, ideal para huir del calor.
Pues despues de cruzar el puente decidí ir primero al ryokan para dejar las casas, ya que en el correo de la reserva ponía que se podía dejar las cosas antes de hacer el check inn.



Tuve que llamar para que saliera alguien a recibirme. Salió una señora mayor de la cocina para atenderme. Me dejó unas zapatillas para andar por el ryokan y me llevó hasta mi habitación para que pudiera dejar mis cosas y creo que me dejó los papales para el check inn. En la habitación había un carpeta con información en inglés sobre la hora de la cena. Se me hacía rarísimo cenar tan temprano.
Primero fui a visitar una casa-mueso dentro del pueblo. En la parte superior de la casa tenía montada una granja de gusanos de seda. Había gusanos vivos de todas las fases de la producción de la seda. Este pueblo no sólo vive del turismo, sino que también de la agricultura y de la fabricación de hilo de seda.



Luego me fui al museo al aire libre que se encuentraba por fuera del pueblo. Son una serie de casas estilo Gassho que fueron movidadas desde su posición original hasta allí para convertirlas en museos. El sitio está lleno de flores. Hasta un molino de agua.




Todas las casas estaban enumeradas y tenían carteles por fuera con la explicación en varios idiomas. Había una casa que tenía animales disecados. Y otra tenía este muñeco de gato atascado entre las tablas de la pared de una casa.



La verdad es que no se lo que pone el cartel. Siento que la foto haya salido con brillos.



Todas las casas tienen un hogar en el centro para cocinar y mantener el calor durante el duro invierno.



Para visitar el interior de las casas es imprescindible quitarse los zapatos.
Al final del recorrido en un casa se ofrece un poco de té. Y se da cursos de cocina. Cuando le pregunté a la señora, me dijo que había de apuntarse con antelación. Me olvidé preguntarle sobre donde había que apuntarse, así que me fui a la entrada y le pregunté al señor de la entrada y me dijo que el cupo ya estaba lleno. Habían otras actividades, pero no sabía donde se había que apuntar y qué actividades en concreto habían.
Cuando salí de ahí me fui a comer cerca de ahí. Al principio tuve problemas ya que había que sacar un ticket de la máquina y estana en japonés. Un señor se ofreció a ayudarme pero luego la camarera me trajo una carta en inglés. La mayoría de la gente comía soba fríos. Yo me pedía soba caliente con langostino en tempura.
Después de comer me volví al pueblo para visitar las casas-muesos. Decidí empezar desde ir de derecha a izquierda, asi que me encaminé al museo folclórico que se encontraba al lado del templo.



Ahí cuando entre, me confundí y me puse las cholas (zapatillas) de alguien y me metí a en una sala enmoquetada donde había una televisión con un documental sobre el pueblo y las fiestas fiestas. Resulta que se deben dejar las cholas por fuera antes de entrar a una sala enmoquetada. Toda la zona de Hida y Gujo Hachiman tiene una fiesta en la que un niño se enfrenta a un monstruo y le vence. Y en la fiesta de degustación de sake se ofrece sake con arroz a todos los asistentes.
En el resto del museo se muestran los objetos, trajes y carrozas usadas en las fiestas.
Cuando ya me iba a marchar, las señoras de la entrada me pusieron un pequeño vasito con el sake con arroz. Sabía muy fuerte por lo que me tuve que disculpar antes ellas y decirles que no podía beberlo. Desde luego,me quería emborrachar tan pronto jajajajaja.
Las señoras me estuvieron estuvieron preguntando donde había aprendido japonés y hacía cuanto que estaba estudiando.
Aqui va una típica estampa veraniega de un niño japonés que vi por el pueblo.



Otra casa desde la entrada olía a quemado porque tenían encendido el hogar. En la planta superior la gente que iba en grupo podía sacarse una foto profesional. La planta superior estaba llena de objetos de uso cotidiano.
En la planta inferior estaba la sala de estar con el hogar en el centro.



Luego me encaminé hacia el mirador que había en lo alto del monte. Por el camino estuve sacando fotos de casas y flores. Les pedí a unos turistas japoneses que me sacaran una foto y me dijeron que hablaba muy bien el japonés jejeje.



El camino de subida es muy largo pero merece la pena cuando se ve la magnífica vista. La verdad es que el día estaba bueno.



Luego fui hasta el onsen del pueblo. Justo ahí encontré esta curiosa señal.



Después volví al centro del pueblo a mirar las tiendas. En una de las tiendas vendían "ほば みそ"(Hoba Miso) envasadas al vacío.
A las cinco empezaron a cerrar todas las tiendas y los turistas empezaron a marcharse. Yo ya estaba cansada asi que en vez de seguir dando vueltas me volví al ryokan para darme un baño y separar las cosas para dejar una parte en Tokyo antes de irme a Nikko.
Cuando volví oía a los niños en la cocina. La verdad es que nunca llegué a ver a los niños, a pesar de que los oía. Creo que la señora vivía allí con su hija y los nietos.
Cuando llegué en la habitación me esperaba una enorme galleta de bienvenida sobre la mesa.



Estaba muy buena. Otra cosa que estaba en la mesa esa esta caja de cerillas.



Cuando fue la hora de cenar, tocaron a la puerta para avisar que fueramos al comedor. Cuando llegué al comedor, habían colocado bandejas con patas con toda la comida preparada. Me dió mucha pena, me había olvidado de decirle a la señora que no comía carne de res. La pobre no se acordaba asi que tuvo que llevarselo y me lo cambió por とふ(Tofu). Los otro clientes eran una pareja de japoneses con su hija de unos doce años y un padre con uno hijo adolescente. La pareja con su hija eran un autentica estampa, y más cuando pidierón un botella de cerveza y la niña les sirivó a cada uno. Hasta ahora nunca habia comido mirando al resto de los clientes.
Nos sirvieron pescado frito. Esta vez me fijé en la madre de la familia para saber cómo se comía el pescado sin hacer el ridículo. La ví agarrar con los dedos la cabeza del pescado mientras con los palillos sacaba la parte comestible.
Al poco llegó la pareja de clientes que faltaba. Resultó que eran españoles. Empezamos hablar cuando y resultó que ellos tampoco esperaban encontrarse con algún extranjero allí, y menos español. Seguimos hablando después de cenar en su habitación. Ellos iban a ir a Kyoto por un par de días asi que querían saber que les recomendaba ir a ver. Les enseñé algunas fotos y les comenté que fue interesante la experiencia de vestirse de Maiko.
El novio quería sorprender a su novia llevandola al ryokan Iwasso en Miyajima y estaba interesado en las fotos de la habitación.
Luego ellos se fuerón por la noche a dar una vuelta por el pueblo. Por cierto, estaba prohibido fumar en el pueblo por las altas posibilidades de causar indencios por lo que había que salir del pueblo para hacerlo. Antes de salir de noche tenían que avisar a la dueña para que les dejara unas linternas y para que supiera en caso de que pasara algo.
Cuando ellos se marcharón yo intenté irme a dormir, pero me fue casi imposible dormir en toda la noche por el té que me bebí durante la cena.

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